EL AGUIJÓN
BUM
POR: ARTURO
MOLINA
El régimen desarrolla
implacablemente la planificada estructura socialista del siglo XXI (¿?),
contraviniendo el desarrollo de acontecimientos de reclamo social, y la pérdida
de apoyo popular, sustentando su proyecto político y económico en la lealtad de
algunos militares y milicianos.
La baja del precio del
petróleo los acorrala y fingen ante la opinión pública el estar preparados para
enfrentar la emergencia, haciéndose palpable la ruina económica del país, y su
alta corrupción, rompiendo precedentes, al hacer de la impunidad la norma y de
la mentira la verdad.
El precio del barril de
petróleo no sería el inconveniente en un país con capacidad de producción, sin
el control monetario y el respeto al texto constitucional; pero la situación es
al contrario y el deslave la realidad. La escasez generalizada se profundiza a
cada momento y para evitar el descontento social se recurre a la represión y la
militarización de la nación.
El Táchira ha sido
objeto de la peor arremetida militarista en contra de la población. Asesinatos
de gente inocente en La Fría, Las Mesas, por parte de cuerpos policiales ha
sido un detonante silencioso. La aplicación de controles a los ciudadanos para
el libre tránsito ha tenido como excusa el contrabando. Llevar un mercado
familiar de un municipio a otro es señalado como ilícito y agredida la persona
por tan vil hecho, mientras los grandes cargamentos transitan libremente.
El tema de
paramilitares es el escenario escogido por el régimen para tapar sus crímenes contra
el pueblo, y apuntalar las mafias gubernamentales. Trasladarse en zona de frontera
requiere del permiso de algunos militares; cuidado si están de mal humor, o
amanecen con los cánticos de patria, socialismo o muerte, porque activan sus
armas sin mirar contra quién o quienes lo hacen. Se creen dueños del territorio
y los venezolanos, y en consecuencia les quitan o perdonan la vida a su gustoso
proceder.
Las consecuencias de
imponer modelos políticos-económicos fracasados en el 100% de los países
implantados son conocidas hasta la saciedad. Pretender mantener al pueblo
hambreado, humillado, y además callado, es un imposible en la sociedad moderna
e informada, generando la protesta explosiva como la registrada en los sectores
de Boca de Grita y Orope. El Gobernador del Táchira, de formación militar, y
acusador sin tener evidencia, busca al igual que sus camaradas nacionales la
salida del pueblo enardecido a la calle, es de los que le gusta: BUM.
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