EL AGUIJÓN
HABLEMOS
CLARO
POR: ARTURO
MOLINA
El nerviosismo alcanza
al régimen; las elecciones parlamentarias están a la vuelta de la esquina, ya
asoma su nariz, sean en septiembre o diciembre, es una actividad sin retorno. Prevalecerá
el ejercicio democrático y ganará Venezuela, si así lo disponen los factores democráticos,
con inteligencia y desprendimiento.
Lo que está en juego es
ganar la mayoría absoluta de la Asamblea Nacional, y eso es posible si se juega
a la inclusión con reglas claras. La aspiración de hacer elecciones de primer
grado (elecciones de base) en el seno de las oposiciones, es precisamente para
lograr la participación ciudadana, quienes mediante el voto libre y espontaneo,
elegirían a sus representantes. Los consensos de cúpulas no ayudan a esa
motivación, por el contrario alejan a la gente y generan apatía y desconfianza,
traduciéndose está en abstención.
El esfuerzo de
elecciones de base contribuiría al fortalecimiento de los partidos políticos, y
no cómo algunos hacen ver vía medios de comunicación, que son para agredir a los partidos. Los
partidos son importantes para el sistema de libertades, y deberían postular en
los circuitos de mayor dificultad a sus secretarios generales o a los
dirigentes de sus organizaciones que consideran pesos pesados, para
arrebatarles esos espacios a los rojos. Allí se evidencia el liderazgo y el
desprendimiento. Es muy fácil postular candidatos amarrados dónde existe lomito
y tirar a sacrificio a otros dónde los apoyos son escasos.
La escasez general sigue
incrementándose; la inseguridad desespera; la corrupción es desenfrenada; la
inflación asfixia; el precio del dólar SIMADI galopa y ni hablar del paralelo,
que es explosivo; los impuestos se aumentan a escondidas de la población; la
pobreza es bestial; las cadenas para decir pamplinadas invaden los hogares a cada
momento; son las cadenas de la amenaza, el descredito, intolerancia e
inmadurez. Pero no falta el laboratorio para distraer, y el régimen se agarra
de cualquier cosa para intentar crear escándalo y ver si gana afectos.
Cualquier excusa es
buena para evitar la catástrofe que tienen encima; patalean para que
funcionarios violadores de los Derechos Humanos no sean castigados, cómo
tampoco mueven un dedo para investigar las multimillonarias sumas de dinero en
dólares que tienen depositados en el exterior los amigos del régimen, menos para
revisar fondos del país “guardados” sin sus respectivas indicaciones en la banca
suiza.
Apelan al nacionalismo,
pero escurren el bulto para asumir que entregaron notarias, puertos,
aeropuertos, registros, oficinas de identificación y Fuerzas Armadas al control
de gobiernos extranjeros, al igual que hicieron con el esequibo venezolano, al
guardar silencio y permitir la explotación del territorio en reclamación por
parte de Guyana, y ahora pretenden dar saltos como las ranas, para esconder la
traición a la patria.
La reflexión sobre esos
eventos debe privar por encima de intereses particulares. Atacar a los
proponentes de las elecciones de base en el seno de las oposiciones, con
argumentos pendejos como “los que no quieren consensos son militaristas” es dar
muestras de intolerancia y ausencia de formación política; más aún, demuestran
con creces que dicen cosas por repetirlas como los loros, o para cumplir el
mandado, acrecentando las dudas que abundan sobre decisiones absurdas.
La elección de la Asamblea
Nacional es trascendental para promover los cambios requeridos por los
ciudadanos. Aupar elecciones de segundo grado y pretender promover con pautas
publicitarias la unidad, es jugar con la inteligencia de los seres humanos, a
menos que su propósito sea el dividir y luego culpar a otros. Hablemos claro.
TRINCHERA TACHIRENSE: www.jarturomolina.blogspot.com