EL AGUIJÓN
IMPLOSIÓN SOCIAL EN PUERTAS
POR: ARTURO MOLINA
La situación económica de Venezuela tiene a los ciudadanos de
mal humor. Las respuestas del régimen para paliar la crisis por ellos
implantada, son alto costo de la vida, crecimiento de la pobreza, inseguridad,
corrupción e impunidad, atizados con un verbo cada día más deprimente e
irrespetuoso contra quienes se atreven a presentar soluciones.
Ante la propuesta de empresarios, la respuesta del
oficialismo es de explotadores, capitalistas. Si las soluciones devienen de
adversarios políticos, el régimen revienta en cólera y los llama pitiyanquis, apátridas,
escuálidos, negando mejorar la crítica situación económica por la que atraviesa
la sociedad.
Los anuncios económicos por venir, van en dirección a
terminar de raspar los bajos ingresos de los asalariados, y la liquidación definitiva
de empresas productoras y comercializadoras. Existe en el régimen un espejismo
e insisten en imponer el socialismo arcaico, fracasado.
Se resiste el régimen a escuchar a los ciudadanos y convierte
el país en una inmensa cárcel, que genera ruido, angustia, desesperación y eso
arroja fatales consecuencias.
El tema no es sólo la cola, es que a ella se suma el no
conseguir el producto. Los niños lloran por su alimento y los padres sufren
para conseguirlo, pero eso le sabe a pelotas al régimen. Juegan con el sufrimiento,
buscan el caos.
La nueva Asamblea Nacional debe generar Leyes que vallan en
dirección de solución a la realidad presente. Es responsabilidad de los hombres
y mujeres que tiene en sus manos la aplicación de las mismas o ignorarlas. Lo
que no está permitido a la AN es omitir
la realidad.
El dialogo es necesario, el chantaje no hay que permitirlo.
Continuar con el actual régimen al frente del Poder Ejecutivo Nacional, es ir
al precipicio, y ese piso está muy cerca. Un gobernante serio y respetuoso de
la norma, ya habría renunciado para facilitar las correcciones necesarias.
La aplicación de mecanismos constitucionales no tiene por qué
demorar. La arruga llegó a su final, seguir corriéndola es ser parte del
desorden y del hambre impuesta por el sector oficial.
La sensatez, prudencia, paciencia y esperanza han evitado el
ruido ensordecedor que se puede vivir a bajo tono en la calle, pero lo concreto,
es que hay una implosión social en puertas.
@JARTUROMS1