EL AGUIJÓN
DEL
28 AL 90
POR: ARTURO
MOLINA
Venezuela vive tiempos difíciles, confusos; el acceso al
poder se ha cerrado para unos y enquistado para otros, sembrando anarquía,
abuso, odio, desesperanza, frustración, corrupción y confrontación. La lucha de
las ideas en el ejercicio del gobierno desaparece para tratar de imponer el
pensamiento único a la sociedad, en contraposición de la pluralidad y el derecho
a disentir.
El modelo económico implementado por el actual gobierno
evidencia el fracaso sostenido históricamente en los países aplicados; la
estatización de la economía (control absoluto del sistema de producción y
distribución en contraposición a la economía de mercado), ha generado el
quiebre del aparato productivo, evidenciándose en la escasez, desempleo, inflación, inseguridad,
corrupción, burocracia; planificación sostenida por el oficialismo para llegar
a la implementación del sistema de racionamiento, y el control de la población,
a través del disfraz del socialismo del siglo XXI.
La arbitrariedad y violación al Estado de Derecho consagrado
en la Constitución Nacional, ha revelado el espíritu gregario de la masa
estudiantil, irreverente por naturaleza, pero centrada en la lucha asumida, por
la negación de oportunidades y la miseria aplicada a la población desde el
gobierno; aplicación de métodos de lucha compartidos por unos, rechazados por
otros, ha generado el despertar de la gente y el apoyo masivo a los estudiantes,
evidentes en las concentraciones convocadas y en las comunidades.
El gobierno ha respondido a la rebeldía con la muerte, el
terror, el abuso y la tortura. Veinte (20) asesinatos se han cometido contra
estudiantes y personas comunes durante las protestas; centenas de heridos de
bala, perdigones, asfixias, golpes; torturas aplicadas a detenidos, tanto físicas
como verbales y validadas por la defensora del pueblo; censura a los medios de
comunicación para evitar que la información baje a las comunidades; largas
cadenas para ocultar la verdad; llamados a la paz generando la guerra;
colectivos armados (paramilitares) atentando contra la vida de los ciudadanos,
cuya arma es el pito, la cacerola, y su voz; disparo de perdigones y gas lacrimógeno
a granel, no han mermado el reclamo, la gente sigue en la calle y la protesta
se profundiza.
El pueblo sigue esperando del gobierno la lista de empresas
a las que les otorgaron los más de treinta mil millones de dólares, y que le han
querido endosar a la sociedad; los responsables de los veintiocho kilómetros de
alimentos podridos en el puerto de Puerto Cabello; la detención de los asesinos
de trescientos mil venezolanos acaecidos
en la llamada revolución; la salida de la injerencia cubana en los asuntos
internos y el manejo de organismos de información civil y militar; la libertad
de los presos políticos y los detenidos en la protesta, por nombrar algunos. La
generación del 90 ha marcado la ruta, tal como lo hiciera la del 28 en su
momento; ayer, hubo un antes, ahora, hay un después.