EL AGUIJÓN
DESALIENTO
POR: ARTURO MOLINA
La espiral desalentadora ensamblada desde el alto régimen
contra la sociedad venezolana, involucra directamente y sin vergüenza alguna, a
funcionarios que estando al frente de instituciones que en el papel deberían asumir
la defensa de los ciudadanos, actúan en sentido contrario, y no es de esperarse
otra actitud de quienes han representado al oficialismo en cargos
gubernamentales, llámense diputados, ministros, gobernadores, y ahora
Contralor, Defensor del Pueblo, CNE, Fiscal General, TSJ…
Oír al Defensor del Pueblo decir que el joven Coello es un prófugo
de la justicia por no someterse a la penuria e injusticia establecida en el
sistema judicial nacional, es el resultado de funcionarios lame botas,
arrastrados ante la ausencia de criterio y personalidad. Son esos burócratas
quienes asumen la obediencia a ciegas para alterar la paz y tranquilidad del núcleo
familiar y la sana convivencia social.
Leer la carta de la
madre del joven Coello, dirigida con sentido ético y moral al defensor del
puesto, es un respiro tranquilizante de honestidad y buenas costumbres. Desenmascara
al analfabeto y alienta y fortalece a los ciudadanos para no decaer ante la
arremetida del régimen y sus secuaces.
Oír al señor Vicente Bello, “flamante representante de la
oposición oficialista ante el CNE”, decir que ese organismo juega sucio, es
noticia trasnochada. Mucho se ha denunciado al respecto. Jamás el CNE ha jugado
limpio, por el contrario, se les ha facilitado el escenario para accionar como
mejor les parezca. La arbitrariedad y la violación a la norma establecida en la
Constitución (artículo 188), la han esparcido en la institución con el visto
bueno de un sector de la oposición. Han jugado al beneficio particular en
contra de las mayorías, las regiones y la descentralización.
La inflación arropa los hogares venezolanos; la escasez y la
miseria crecen. Las mafias de alimentos, medicinas, repuestos, gasolina, entre
otros, hacen de las suyas con el beneplácito gubernamental. Por las calles
deambulan madres y niños pidiendo para comer. El régimen distrae, genera
conflictos, cierra fronteras y decreta estados de excepción para intentar suspender
elecciones. La deuda interna y externa venezolana asciende exageradamente. El
precio del petróleo se esfuma. La cárcel es el escenario de albergue para la
disidencia.
El miedo pretendido por el oficialismo no termina de
encontrar asidero en los ciudadanos. El desaliento provocado por el régimen se
transforma en aliento para la familia. Los juicios amañados contra los
estudiantes y dirigentes de oposición son seguidos de cerca por los pobladores.
La lucha a favor del sistema de libertades, la seguridad ciudadana y contra la
corrupción es permanente en la mayoría de los vecinos. Quebrar la polarización,
es romper el desaliento y apostar por más y mejor democracia.
@JARTUROMS1 jarturomolina@gmail.com
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