EL AGUIJÓN
ELECCIONES REGIONALES: FIN DEL
RÉGIMEN
POR: ARTURO MOLINA
Los partidos políticos y sus dirigentes se mueven con base a
su forma de ver el mundo y la intención de acceder al poder para hacer realidad
sus postulados. Todos tienen en sus haberes la pretensión de representar a sus
conciudadanos y se presentan al ruedo electoral con sus ofertas para cautivar a
los electores y alcanzar su voto.
El tiempo da testimonio de cantidad de aspirantes, unos con
proyectos serios, responsables, otros sin la mínima idea de lo que aspira, pero
teniendo en cuenta que lo importante es aspirar. Los oportunistas se montan en
el tren de la polarización y llegan a ocupar espacios de representación
popular, convirtiéndose a la larga en estorbos.
Otros han recibido el beneplácito del poder por la vía de la
herencia y con ello el apoyo de las mayorías para gobernar, sin importar ¿quién
es?, ¿cuáles son sus luchas sociales? Es el heredero, el llamado a continuar
con la obra. Así se muestra la realidad.
La crisis venezolana, propia de los regímenes déspotas, ha
generado un revolcón o parto apresurado en la conciencia ciudadana (así se
entiende de los resultados de las encuestas), para razonar que no se puede
gobernar con cualquiera, y comprender que los atajos nunca han sido buenos.
Las ofertas electorales en un sector de la oposición para
alcanzar el cambio del régimen han trastocado todo lo imaginariamente posible,
para ir en contra vía de lo concreto, lo que goza de fecha establecida. Las
quimeras las convierten en ofertas para apurar la llegada al poder, afianzando
la desconfianza y con ello se atornilla el tirano.
La disidencia obtuvo un contunde triunfo en las elecciones
parlamentarias del 2015, pero eso no es suficiente para contrarrestar al
régimen. Se requiere socavar la base de apoyo al oficialismo y eso es posible
con las elecciones regionales y municipales, pero se debe actuar con madurez
política, sumando voluntades y aceptando reglas de juego iguales para todos.
Con las elecciones de Gobernadores y Diputados a los Consejos
Legislativos, que por Ley debieron realizarse en diciembre de 2016, y que de
acuerdo a las encuestas (todas) le darían un triunfo mayoritario a los sectores
de oposición, se estaría dando un mensaje contundente al régimen para modificar
su política de empobrecimiento y esclavitud hacia los ciudadanos venezolanos. Pero
no fue así, y los resultados son alimento a la desesperanza.
No todas las Gobernaciones estarían en manos de factores
distintos al oficialismo, algunas de ellas las conservarían, pero es innegable
que la presión política y social estaría en otra dimensión. Los actores y las
cuotas de poder mermarían considerablemente la manipulación y el terror que
pudiese sembrar el régimen en los ciudadanos. El dialogo sería dialogo y no un
monologo, y con ello las condiciones serían otras.
Actuaciones como las presentadas a la violación de la
Constitución Nacional en la postulación y posterior elección de la Asamblea
Nacional 2015, o el retiro y llamado a la abstención en 2005, no se pueden
seguir permitiendo. Los candidatos deben estar legitimados en principio por lo
que establece la norma, luego por los militantes de sus partidos y
posteriormente por los ciudadanos. Lo contrario es más de lo mismo.
La disidencia tiene el deber de elegir sus candidatos a
cargos de representación popular en ELECCIONES PRIMARIAS, todos sin excepción.
Las alianzas son validas en las direcciones que se acuerden en el marco de los
factores democráticos. Pero la elección final debe ser un proceso abierto,
serio, responsable.
Los controles del
régimen sobre los ciudadanos avanzan sin miramiento alguno al obligarlos a
registrarse en sus “misiones” para poder acceder a alimentos, medicinas,
vivienda, vestido y trabajo. El llamado CARNET DE LA PATRIA, es evidencia de la
intención de perpetuarse el oficialismo en el poder, mediante la sumisión y el
quiebre de la dignidad ciudadana.
Rechazar la postura totalitaria y degradante impuesta por el
régimen requiere de la estructuración de una UNIDAD SUPERIOR a la MUD, para con
UNIDAD de PROPÓSITO, consolidar estrategias de lucha social, y exigir el respeto de los derechos
constitucionales, de forma pacífica, pero contundente. Basta del cálculo
político personal. Las elecciones regionales son el fin del régimen.
ARTURO MOLINA.
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1 comentario:
Muy buen análisis de un escenario que se dará este año con la fuerza de un pueblo cansado de las malas políticas de un gobierno tirano!!! saludos
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