EL AGUIJÓN
¿ELLOS O NOSOTROS? O ¿NOSOTROS MÁS
OTROS?
POR: ARTURO MOLINA
El debate político en Venezuela se encuentra deteriorado. Las
opiniones de algunos ciudadanos van dirigidas a atribuir falsa y maliciosamente
a otra persona palabras o actos para desacreditarlo. El laboratorio sucio toma
vuelo y se repite sin escrúpulo. Es guión del titiritero y acción del títere.
En algunas personas se rinde culto a “son ellos o nosotros”,
-es una especie de nos enfrentamos y nos matamos, quien tenga más ciudadanos de
pie de cualquiera de los dos bandos es el ganador-. Absurdo como ignorante
quien pretenda tal estupidez. Pero hay quienes lo pretenden y en consecuencia
disfrutarían viendo la masacre, porque ellos se ocultarían. Son los que llaman
a la guerra, reclutan inocentes y los ponen de carne de cañón.
Ejemplos diversos existen en esa materia. Sucedió con el paro
petrolero 2002-2003. Quienes llamaron al paro en mención le vendieron la
idea a los venezolanos, que con esa
acción ya el régimen estaba quebrado y en consecuencia se implantaría un nuevo
gobierno. Pulularon para entonces cantidad de candidatos a primer magistrado de
la república. En cuestión de días se cambiaban los aspirantes. Todo era fiesta,
hasta que nada de eso paso. El régimen quebró el paro y los ciudadanos fueron
los que sufrieron las consecuencias. Quienes se atrevieron a decir que la
acción era un error, fueron señalados de traidores, con saña. Solo falto que
los exiliaran de Venezuela.
Igual sucedió con el llamado a Referéndum Revocatorio del
extinto Presidente Chávez 2004. Se creó la matriz de opinión que ese era el
momento de salir del régimen. Todo giraba en torno al ya, no hay mañana.
Quienes se atrevieron –nuevamente- a decir que era un error
esa acción, y que se debía presionar para ir a las elecciones regionales
–tenían fecha para octubre 2004- ganar la mayoría de las gobernaciones, y desde
allí quitarle el apoyo de los ciudadanos, para avanzar a la recuperación de los
espacios locales, e ir con fuerza a las presidenciales para dejar desnudo al
régimen, recibieron la descarga inmisericorde de los inmediatistas: traidores,
chavistas, divisionistas. Una vez más, solo falto el exilio.
Los resultados del referéndum atornillaron al régimen en el
poder. Se embauco a los venezolanos en nueva aventura y fracasó. Hubo quienes
cantaron fraude a las 6 am, y 5 minutos después no contestaban el teléfono.
Se realizaron las elecciones regionales en la fecha prevista,
y como era lógico, después de tan elegante fracaso, se perdieron las
gobernaciones. Las risas y celebraciones estaban del otro lado.
Se repite la historia para las elecciones parlamentarias del
año 2005. Se llamo a la abstención, y la no participación en el evento
electoral. La estrategia era que “no participando se ilegitimaba al régimen”.
Las elecciones se realizaron, los sectores oficialistas de la oposición no
participaron, crearon la matriz de opinión, los ciudadanos disidentes se
abstuvieron.
Los resultados de esa elección son mortales para el sistema
de libertades. El parlamento fue integrado en su totalidad por diputados del
oficialismo, quienes cedieron su derecho de legislar al pasarlo por vía Ley
Habilitante al Poder Ejecutivo, y desde allí vinieron un paquete de Leyes que
fueron aprobadas en el año 2009, y que hoy nos tienen nadando en está bruma de
la felicidad.
Quienes se atrevieron a señalar el error de la no
participación no fueron fusilados porque la divinidad los protegió, pero los
improperios y descalificaciones no faltaron en el manjar del día. Los atrevidos
a postular sus nombres en rebeldía por tanta estupidez, fueron señalados de ser
pagados por el régimen. La sumisión cobraba fuerza y con ella la polarización
en busca de la hegemonía.
Las elecciones parlamentarias de 2015 patentaron esa
intención hegemónica, con soberbio fraude a la Constitución. Esos desafueros no
se pueden seguir permitiendo.
Las apetencias particulares en la oposición oficialista
dieron al traste con las elecciones regionales programadas para diciembre 2016.
Se dio oxigeno a quien tenía previsto no realizar ese proceso, pero necesitaba
el empujoncito. Quienes se atrevieron a señalar que no se podía confundir
chicha con limonada, fueron nuevamente objeto de la cizaña y la calumnia, para
descalificarlos. Hoy la evidencia está a la vista de todos. Ni lo uno, ni lo
otro, pero si todo lo contrario.
Cantidad de errores y tropelías se pudieran seguir señalando
en este breve recuento para quienes desde la calumnia, descalificación y
atropello a la dignidad humana, buscan en el día a día vivir sin gloria. El inmoral
no puede hablar de moral, menos permitir que exista.
Hay que rescatar el debate político serio, responsable,
proponente. Sumar no significa impunidad. El descontento no es capitalizado por
quienes agreden. La suma de voluntades es necesaria para salir del infierno
impuesto por el socialismo siglo XXI.
La propuesta de Acuerdo Nacional es hacia la inclusión sin
mesías y cúpulas. Es la capacidad de reunir la pluralidad nacional y avanzar hacia
el cambio del régimen con unidad de propósito. Diversas alternativas existen
sobre la mesa, ninguna debe ser descartada, pero hay que apuntar a lo concreto.
Algunos deben estar celebrando que el régimen ratificó la
sentencia al preso político disidente Leopoldo López, en otros hay pesar e
impotencia. La calumnia y cizaña entra a los oídos de las personas, pero como
toda mentira, se cae por su propio peso. El bien contra el mal es la batalla
espiritual que se libra en Venezuela.
Los ciudadanos que han sido embaucados por actuar de buena
fe, no tienen porque recibir el desprecio de quienes se sienten dueños de las
decisiones de los venezolanos. Los que arriesgan por NOSOTROS más OTROS,
superan en calidad humana y número, a quienes apuestan al NOSOTROS o ELLOS, a estos, la soledad les asistirá en futuro
cercano. Hay que construir con el ejemplo.
ARTURO MOLINA
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