EL AGUIJÓN
QUEJARSE NO AYUDA
POR: ARTURO MOLINA
Vivir afligido no es bueno para la
salud, menos para la convivencia familiar y ciudadana. Hay seres que se
entregan al derrotismo con los primeros movimientos que se registran en contra
de sus pareceres. Afloran culpas en todas direcciones y se aferran a las
especulaciones y exageraciones para verter sus consideraciones. Pasan a
engrosar las filas de personas que deterioran el lenguaje y sienten la
dificultad por culpa de otros. No son solución, son así mismos, problema.
Las limitaciones son abundantes ante
la ausencia de cultura. Trabajos de investigación han mostrado a lo largo de
los años las diferencias abismales que se conjugaron en el hacer gubernamental
para con los ciudadanos. Estereotipos surgieron a la luz de los acontecimientos
en positivo o negativo, cada uno diseñado para sus pretensiones con miras a
desmarcarse y negar los acontecimientos presentes. Tal vez, en ese mundo de
desarrollo, conocimiento y crecimiento tecnológico fueron despreciados sus
avances y con ello las recomendaciones sugeridas. La globalización hizo presencia
y tanto gobernantes como gobernados estaban ausentes, distraídos, o simplemente
perdidos. Diversas obras del brasileño Milton Santos describen esos
momentos.
Investigaciones como "El Caso
Venezuela: Una ilusión de armonía" de Moisés Naim y Ramón Piñango, 1984,
con publicación para 1988 de su cuarta edición. "El Laberinto de los tres
Minotauros" de Manuel Briceño Guerrero, 1994. "Venezuela un acuerdo
para el desarrollo" de autores diversos, agrupados en lo que denominaron
Equipo Acuerdo Social, desnudaban la realidad de la violencia, pobreza,
desigualdad con propuestas incluidas para superarlas. No dudaron en dar a
conocer sus exploraciones, pero la decisión no fue la correcta a quienes les
correspondía, y el vicio de esconder para no reconocer, generó el resultado del
mesías, vestido bajo el ropaje militar para ultrajar y profundizar la
brecha reinante entre los venezolanos. La publicación "Detrás de la
pobreza, diez años después" de Pedro Luis España, algo indica en esa
dirección. La abstención se impuso y con ello la barbarie.
La estrategia del actual régimen
político de llevar a su terreno el debate y bajo el manto de su lenguaje les ha
dado resultados. Apuestan a la destrucción total del aparato productivo, servicios
públicos deficientes, escasez de gasolina y gas doméstico es para los no
alineados a su partido; salarios de miseria y sistema de salud deteriorado, energía
eléctrica a cuenta gotas. Culpan de sus errores a otros, para imponerse en el
poder. La película "Atentado en París", ilustra esos odios desde la
esfera del alto gobierno. Corresponde a los sectores de oposición desmarcarse
de la agenda de confrontación estéril propiciada por el oficialismo,
erradicando en principio el uso del mismo lenguaje a través de expresiones
constructivas y argumentos que enriquezcan el debate político. Error
garrafal arrojar a los brazos del oponente a quienes están de éste lado por
simples diferencias. Los acuerdos deben surgir en el terreno de lo político,
para derrumbar la anti política que se impone desde el régimen.
La banalización y satanización de la
política ha atornillado a los revolucionarios siglo XXI en el ejercicio de la
gestión pública. Dialogar no implica entregar. Es hora de dar muestra de
coherencia de parte de quienes apoyan el sistema de libertades como referencia
para alcanzar el gobierno. Es imprescindible el cambio de modelo político para
salir del atolladero. Educar a los ciudadanos, empoderarlos, organizarlos y
salir con la bandera de la justicia a restablecer la libertad es garantía de
triunfo, y eso viene por la vía del voto. Con reglas claras y nuevo CNE, sin
dejarse arrastrar por estrategia del pesimismo, se consolidará la democracia
plural, representativa, con inclusión de las minorías. La solución está
adentro. Quejarse no ayuda.
Arturo Molina
@jarturoms1
jarturomolina @gmail.com
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